Luciana Caamaño nació en 1984 en Mar del plata, escribe poesía y la interpreta en vivo, lleva adelante la editorial independiente Sacate el saquito. Es una de las organizadoras del festival de poesía de Acá que se hace anualmente en Mar del plata. Es torta, feminista y no sabe hacer bios.
Pistas para descubrir a una torta leída
Por Leónidas Castillo
acá aparece una cuestión de vital importancia, si el vendedor es hombre heterosexual te hacés la tonta y la linda, si el vendedor es puto, cuando se produzca un silencio tarareá una de madonna, algo bien obvio, le podés contar el chiste de las jirafas, no se te ocurra pedirle algo de lemebel, tampoco la pavada, si la vendedora es torta chongo, hacete la tonta y la linda, podés decirle soy puta de corazón, si la vendedora es torta leída, momento, pistas para descubrir a una torta leída: usa gafas a la moda, cuando te vio ver el libro de nin se le piantó un lagrimón, en el mostrador hay una pila de ejemplares de libros de su autoría con nombre que de seguro da tortilla, en este caso le nombrás a pizarnik, encontrás la manera de que se te asomen los tatuajes, usá palabras académicas, usá palabras que te hagan parecer sensible, manejá con cuidado la dosis de cinismo, si estás muy desesperada le podés tirar un señorita, muchacha, tratarla de usted, gesticulá mucho, dale manos, a ver si en algún momento aprendés a mantenerte el esmalte, hablale de violencia de género, de momento no nombres cosas como youtube o las torres gemelas, espero que te hayas reforzado el perfume poco antes de entrar, hablale de lo caros que están los libros, no le hables de lo caro que está el morrón, a menos que logres meter el tema de cuánto te gusta la cocina, la importancia de los condimentos y el callejón sin salida llegado a estos casos, la sal de la vida, no te copes mucho con el cine, no le digas que murió chabrol
En videos de YouTube, podemos ver a Luciana Caamaño parada frente al público, micrófono en mano, haciendo una puesta en escena en la que, además de sus gafas de marco grueso, sus cortes de pelo modernos y sus camisas vintage, llama la atención su marcación del ritmo cuando recita casi cantando los poemas, acompañándose con el movimiento del cuerpo. En la poesía que escribe y recita predomina la segunda persona, lo cual, por un lado, tiene como efecto la aligeración de la lectura o la escucha, pero por otro lado, a partir de la función conativa del lenguaje, arranca a los lectores/espectadores de la comodidad y la pasividad, invitándolos a la acción.
En una nota de Página 12, Caamaño comenta: “estaba leyendo un poema que se llama ‘No le digas que murió Chabrol’, que tiene un estribillo que dice ‘miralos, se ríen, miralos, se están riendo’ y no causó nada de la gracia que por lo general causa. Entonces empecé a decir ‘no se están riendo’ y me di cuenta de que ese estribillo funciona de acuerdo con lo que pasa en el vivo”. La performance del poema y la interacción con los lectores/espectadores, en la poesía de Luciana Caamaño, puede inclusive modificar el poema. En otra parte de ‘No le digas que murió Chabrol’, Caamaño enumera estrategias para hacer pasar desapercibida la emoción al encontrar un libro deseado (en este caso, los Diarios de Anaïs Nin) en una librería de usados y así conseguir un buen precio: ‘1. te vas a otro estante / 2. preguntás si tienen alguna condorito’, después, distingue diferentes estrategias dependiendo del librero o librera que toque en suerte: ‘si el vendedor es hombre heterosexual’, ‘si el vendedor es puto’, ‘si la vendedora es torta chongo’ o ‘si la vendedora es torta leída’, serán diferentes los pasos a seguir.
En el 2015, se volvió viral entre los nostálgicos fans del primer Almodóvar el video de HDA (Historia del Arte), del dúo español ‘electrodisgusting’ Las Bistecs en el que se hacía un recorrido cargado de ironías por la historia del arte europeo (‘Cézanne y las frutas, qué pesao / Monet y los picnics, qué pesao / Manet y las flores, qué pesao / Seurat y los puntos, qué pesao’); al final del video repetían como un mantra: ‘no te lo tomes en serio’, ‘no te lo tomes en serio’. Este lema de Las Bistecs que resume el espíritu de la ‘movida madrileña’ de los ‘80s y del electroclash de los 2000, es el elegido por la poeta marplatense Luciana Caamaño como epígrafe del poema ‘Por el border’, especie de antimanifiesto en el que se mixturan críticas generacionales, posicionamientos políticos, críticas al propio yo y fragmentos de canciones de esa tradición del pop español que reinventan Las Bistecs, cito:
me puse a bailar, canté
no hay vuelta
está todo como el orto
pasan cosas espantosas todo el puto rato,
y te horrorizás
ante el informe del país pobre de moda
y seguís las elecciones del país milloneta de turno
como si fuese tu laburo.
y un día, sabés qué pasa?
sabés dónde estás?
agitate ahora que después se acaba, macho.
hay que soltar
hay que soltar
hay que soltar
la soguita de la culpa universal
esto no es manifiesto
esto es mi vida
sin más
somos un punto de vista
lo único que podemos hacer
es hablar desde ahí
La poesía de Caamaño es una poesía que pide no ser ‘tomada en serio’, aunque también aclara, como en el poema ‘Por un borde’ que ‘no esperes el remate / que esto no es un chiste’. En una nota del diario Clarín, Caamaño dice sobre Pizarnik: ‘me cansé del tono que tiene, me agotó esa cosa de estar todo el tiempo preguntándose por lo que hay detrás de la palabra, hasta dónde se puede decir’, en este acto enunciativo, la poeta le quita solemnidad a la propia tradición literaria (en la misma nota se dice que Caamaño tiene tatuada una frase de Pizarnik); casi como Las Bistecs, podría decir ‘Pizarnik y el suicidio, qué pesaa’. En contraposición con el yo lírico replegado en sí mismo de Pizarnik, en la poesía de Caamaño el sujeto se construye en la relación que establece con lo ajeno, con lo de afuera, cito:
torta y se dice a sí misma maricona
vanguardia
revolución
resemantización
instauración de nuevos discursos
puta de corazón
el tiempo de este track es una mentira
usa palabras como “mina”, “gramaje”, “pija”, “sugus”,
estaría bueno que meches algún nombre propio
alguien que te caiga muy mal que te haya caído muy bien
o todo lo contrario
cosa de no quedar ni tan ortiva ni tan obsecuente
miralos
se ríen
elegiste el peor pañuelo de los tres pañuelos que quedaron finalistas
no da culpar siempre a la mala iluminación del lugar
ni al espejo
ni a la necesidad de las nuevas gafas
ni a la pérdida de la receta con las indicaciones para la nueva graduación de las nuevas gafas
Tamara Kamenszain, en su libro Una intimidad inofensiva, analiza la poesía rioplatense actual y encuentra que está generalmente más relacionada con lo que Lacan llamó lo éxtimo, es decir, con aquello de excesiva intimidad que se encuentra, sin embargo, en el exterior. Con los ‘escritores de la intimidad-inofensiva-éxtima’, como los llama Kamenszain, y a los que podría pertenecer Caamaño, ‘en vez de bucear en las profundidades buscando alguna respuesta metafísica con relación al ser, escribir poesía consistiría ahora en el ejercicio de mantenerse siempre a flote marcando un territorio a nivel del ‘quién soy’, una expresión cuyos efectos de sintaxis dentro de estos textos obligan a leerla más bien como un ‘aquí estoy’’. Es gracias a ese efecto sintáctico del que habla Kamenszain que leemos los versos de Caamaño como un ‘aquí estoy’; en este caso, cercano a la performance, agudizándose así el carácter de extimidad de los poemas.
El dragueo y el lip sync, las marchas del orgullo o algunas fiestas en boliches gay, son hechos performativos o teatrales que fueron fundamentales en la historia de los movimientos de la disidencia sexual y genérica y que aportaron visibilidad a las identidades queer, a la vez que contribuyeron a la creación de la noción de orgullo. Si el sentido común expresa que las elecciones sexoafectivas y las identidades de género pertenecen al ámbito de lo íntimo, los movimientos de la disidencia sexual vienen a decirnos lo contrario: desde que las experiencias más íntimas se convierten en experiencias colectivas pasan a pertenecer al ámbito público, político.
Caamaño, se inscribe en la tradición de la cultura lgtttbiq no sólo a través de lo performático, sino también a través de referencias musicales como Madonna y Las Bistecs o de referencias literarias como Anaïs Nin, Pizarnik, Lemebel, Virginia Woolf o Safo, como en en el poema ‘Con vos no se puede ni hacer un libro’, donde escribe:
en la librería de saldos que linda con la catedral
se ve que anduvieron revolviendo el sótano
aparece el libro de la torta que le dijo que no a virginia
woolf y te ponés loquita
si no te acordás muy bien el apellido, es preferible
caer en un exceso de confianza y decirle vita, antes
que ningunearla, no seas hostil con vita, la diosa te va
a castigar
qué diosa?
safo
qué original que estás!
Luciana Caamaño ironiza en sus poemas sobre su propia generación, o sobre una parte de ella, sobre las contradicciones entre lo que se piensa y lo que se debería pensar, como en el poema ‘Acá no’, donde se lee: ‘ya sé que estoy diciendo cosas que pensás que tenés que / pensar que son horribles / abandoná las ínfulas queer a la cuenta de / uno / dos / tres’. La cultura lgtttbiq, las teorías de género, la performance, la literatura alta, la cultura de masas, las revistas femeninas, la música pop, la política en su sentido más amplio, son todos materiales que utiliza Caamaño para la confección de sus poemas, en donde todas estas referencias aparecen desjerarquizadas, democratizadas, un poco como en la vida cotidiana millennial.
Entrevista
14 de septiembre, Mar del Plata
En un contexto que todxs conocemos, con una crisis económica general, y educativa en particular, asistimos a las II Jornadas de Teoría Literaria y Práctica Crítica (6, 7 y 8 de septiembre) en la Universidad de Mar del Plata, que dicho sea de paso, está tomada. En un pasillo, Luciana Caamaño monta su puesto de libros La ideal -“desde el hacer está la resistencia posible”, nos dirá más tarde-. La poesía de Caamaño es una poesía que interpela, que dialoga con quien lee o escucha -en YouTube se pueden ver algunas de sus lecturas performáticas-, ¿pero a quién le habla? Quizás, a una generación, o a una parte de una generación. Un poco como escribe en el poema “Tempo ritmo”: “Lo que define a una generación es su banda sonora. Un poema, cuanto más se refugia en la generación a la que pertenece, más se parece a una canción”.
Entre aulas ocupadas, debates y maratón de café, buscamos un lugar para hacer la entrevista; un lugar silencioso para grabar con tranquilidad, un lugar en donde escapar del alboroto: no lo encontramos, no fue necesario. Sentadas en la vereda de una señora que despedía a un pariente y peatones en el papel de reidores empezamos la entrevista.
En el libro Los días de perros (Sacate el saquito ediciones, 2016) que escribiste con Matías Moscardi dicen: “no me importa quedar como el orto / ante la poesía ni ante la crítica”. ¿Cómo podríamos relacionar eso -si es que se puede- con la lectura performática de la cual participaste ayer (“Auto sacramental del Santo Daime”, de Néstor Perlongher en la Universidad de Mar del Plata en el marco de las II Jornadas de Teoría Literaria y Práctica Crítica) en un espacio académico que me parece que viene a romper un poco con el clima que había?
Sí. Es que yo creo que hay formas, sobre todo en el vivo de la poesía y lo que tiene que ver con la poesía que ya están un poco caducas, pero se sigue insistiendo en cierta solemnidad y en cierta cosa formal.
A mi puntualmente no me interesa porque siento que está muy viciado eso al punto de que ya no podés escuchar lo que está pasando ahí. No creo que tenga relación una cosa con la otra porque cuando escribimos eso con Mati no estaba ni en planes lo de ayer, y lo de ayer por ahí lo armaron más que nada Fernanda (Mugica), Flavia (Garione) y Rocío (Fernández). Por ahí también, en ese sentido, ese verso tiene más que ver con ese libro puntualmente que muerde bastante el pasto en cuanto a lo cursi y demás. Entonces, por ahí era contrastar entre lo que debe decir la poesía y lo que no debe decir la poesía, o los lugares donde no se debe meter la poesía, y meterse ahí igual.
Es que yo creo que hay formas, sobre todo en el vivo de la poesía y lo que tiene que ver con la poesía que ya están un poco caducas.
¿Creés que se puede plantear una resistencia desde la poesía en este contexto?
Sí, yo pienso que sí. Yo creo que desde el hacer, sea lo que sea que hagas, no importa si es poesía, me parece que desde el hacer está la resistencia posible.
Para hacer poesía, por ejemplo, no hay ninguna necesidad material que implique no poder hacerla. O sí, bueno, no sé. Pero mucho menos que si te dedicás a la fotografía u otras disciplinas que si no estás medio cagada de guita no podes hacer demasiado. La poesía tiene esa ventaja puntualmente. Pero sí, en cualquier disciplina me parece que desde el hacer se puede plantear una resistencia, a full.
Yo creo que desde el hacer, sea lo que sea que hagas, no importa si es poesía, me parece que desde el hacer está la resistencia posible.
En Los días de perros también dicen: “estamos haciendo historia / este es el libro que hay que escribir / todo así, lleno de sentimientos pedorros”.
¿Escribís todo? ¿Hay algo que no escribís? ¿Creés que hay algo que no se escribe?
Sí, siempre hay algo que no se escribe. Es muy raro pensar en un verso o si querés en un poema completo después, de otra manera, lejos de ese proceso de escritura. No sé, cuando estás escribiendo, no estás pensando mucho más que en eso que estás escribiendo. Pero sí, yo a veces me doy cuenta de que cuando estoy diciendo cosas que tienen que ver con algo parecido a un manifiesto, sobre todo en cuestiones de género o lo político así en concreto, me corro para otro lugar porque a mí no me interesa decirlo todo, o decir demasiado. Me parece que está bueno dejar cierto margen para que pase algo ahí con quien escucha. Eso es lo que yo trato de cortarme a mí misma. Me parece que hay cosas que está bueno decirlas en otros contextos. A mí no me parece que eso sea parte de la poesía. Pero porque no es la poesía que a mí me interese, no es la poesía que a mí me interpele, ni que me toque.
A mí no me interesa decirlo todo, o decir demasiado
En el libro Lugares comunes de la lengua (n direcciones, 2018) decís: “quiero hacer una lectura saqueo, leer, este poema se llama no me alcanza la guita”.
¿Cuánto de saqueo tiene para vos la poesía?
¿La poesía como sujeto de saqueo? ¿La poesía sería el súper o al revés?
Como quieras entenderlo.
Ahí estaba hablando puntualmente de que no me alcanzaba la guita, estaba siendo bastante literal digamos (risas). Pero bueno, yo creo que la idea de performance es lo suficientemente laxa como para que se entienda cualquier cosa, por ejemplo, cuando hay algo que se hace que no se entiende muy bien, bueno, es una performance, joya. Y, entonces, pensaba también, pensándolo a la distancia, fuera del poema, cómo poder utilizar esa cosa de bueno esto es una perfo y cualquier cosa puede ser una perfo. Entonces, por ejemplo, ir al súper y robar una cosa, y bueno, es una perfo. Si no te agarran todo bien, y si te agarran, bueno, es una perfo (risas).
La idea de performance es lo suficientemente laxa como para que se entienda cualquier cosa, por ejemplo, cuando hay algo que se hace que no se entiende muy bien, bueno, es una performance, joya.
En el poema “Por el border” citás algunas de canciones del electroclash y de la movida madrileña (Las bistecs, McNamara, Hidrogenesse, Putilatex). ¿Se puede pensar en una relación entre tu poesía y esa música? ¿Por qué lo trajiste al poema?
Siempre que escribo escucho música, y en ese momento yo estaba medio trabada con la escritura y sí, la movida madrileña y lo contemporáneo en esa línea es lo que más escucho, en realidad. No sé, Las bistecs, esa línea de gente… me parece hermosamente monstruosa, es una locura de lindo. Entonces empecé a armar un archivo con las citas de lo que estaba escuchando y a partir de ahí empecé a escribir. Y eso estaba ahí. A veces aparece de manera más explícita y a veces no. Sí, fue eso, un momento en el que hice un archivo de citas para poder seguir escribiendo y algo de eso quedó en el poema.
Las bistecs, esa línea de gente… me parece hermosamente monstruosa, es una locura de lindo.
Este año publicaste Lugares comunes de la lengua, ¿Qué nos podés contar sobre el libro?
En realidad yo nunca en mi vida escribí un libro. Escribo poemas y con eso eventualmente se arma un libro con una serie de poemas. Es una especie de compilación. Ahí está “Los polvos” que es algo que yo había editado primero como plaqueta, que es una serie de poemas eróticos. Es básicamente una manera de mostrar que una se puede hacer una paja incluso repitiendo palabras y en público. También hay un poema largo que es bien sonoro que se llama “Tempo ritmo”, que dudé bastante en meterlo porque requería mucho espacio en blanco, y un espacio en blanco en un momento de crisis como este es un delirio para un editor, pero bueno, quedó igual con espacio en blanco. Después hay poemas de esa época, siempre me pasa lo mismo, un libro es una compilación de lo último, o algo así. Pero nunca pude escribir uno, nunca me interesó evidentemente tampoco. Van poemas y ya.
NO ME DIGAS NO
no
no
no
no me digas no
no
no
no me digas no
no
no
no me digas no
no
no
no me digas
no me digas
no me digas
no
no
no
pero dónde clavamos la sombrilla?
si el viento va
de acá para allá
clavamos la sombrilla para acá
si el viento va
de allá para acá
clavamos la sombrilla para allá
pero cómo sabemos
dónde va el viento?
te mojás la punta del dedo
subís el brazo, la mano
arriba
arriba arriba
arriba
arriba
el viento
seca la saliva
del lado en que hace
su movimiento
pero no
no
no
no me digas no
no
no
no me digas no
no
no
no me digas
no me digas
no me digas
no me digas
no
no
no
no me digas
que vienen los parientes a pasar
la segunda quincena de febrero a la
[casa
no me digas
que las primas tuvieron más hijos
no me digas
que los maridos traen a sus hermanos
no me digas
que suman dos cifras
no me digas
que la parentela
la parentela
la parentela
la parentela
la parentela
la parentela
no me hables de la parentela
cuando digo la parentela
pienso en enfermedades de otro siglo
imagino que soy una boca
que está en otro momento del mundo
que dice:
un pueblo arrasado por la parentela
y decir pueblo?
con qué cara decís pueblo?
estando en la puerta de una clínica
una mujer me dice:
conozco a una homosexual
que igual es un amor
que vive con su pareja
que todo bien
que seguro la debés conocer
se llama fulanísima
te suena?
y la pareja se llama
a ver
no me acuerdo cómo se llama la pareja
la pareja
la pareja
la pareja
novia no
la pareja
la pareja
novia no
así que son más de las veinte horas
y todavía no abrieron la puerta de terapia
[intensiva
vos bajaste un momento
encendiste un cigarrillo
para sentir que estabas haciendo algo
(otro cigarrillo)
y una mujer me dice:
conozco a una homosexual
esos son los términos que elige
ese es su límite paki para nombrar
me gustaría decirle:
todo eso que no decís
se escucha
pero no
no
no
no le digo
no
no
no
no le digo
no
no
no
no le digo no
le digo: no
no la conozco
me gustaría decirle
el lesbianismo no es un barrio
pero no
no
no
no le digo no
no
no
no
le digo cosas que tienen que ver con el clima
le digo una habitación,
una casa,
un condado,
un mundo,
un sistema solar,
de cosas que no me importan
abrazo a mi viejo que llora
tengo quince minutos para abrazar a mi
[viejo
(que llora)
hasta que se acerque alguna enfermera
y diga:
ya es la hora
y se cierra la puerta de terapia
y estiro el brazo, la mano, el dedo
toco el botón del ascensor
cuento tres,
seis,
quince segundos
bajo dos pisos
cruzo el pasillo,
la puerta,
la avenida
llego a casa,
espera y bondi mediante
vengo de decir cosas que no me importan
y no estoy en éxtasis