*
me levanto
la primera noche
la segunda
la tercera.
mi boca habla los sueños en voz alta
y me muevo incomoda.
del otro lado de la habitación,
Hanna duerme.
en el medio,
todo lo que venimos acumulando:
ropa,
chocolates,
maquillaje,
cigarrillos,
una pequeña muralla
de la que agarrarse.
sueño que papá está talando todos los árboles de casa
y que el tiempo me permite
tomar un avión para ir a salvarlos
y volver justo para ir a trabajar el jueves:
ocho horas, vendiendo tickets,
con Susana y Bea
y después ir a emborracharme por ahí
escuchando reguetón
y explicándole a los yankees cómo bailarlo.
se los explico
como si recitara las instrucciones
para para hacer un bizcochuelo de caja,
pero no lo entienden.
uno me mira y me dice al oído:
I can´t, I´m white
no puedo, soy blanco
y me le quedó mirando
pero tengo demasiada cerveza en la sangre
como para decirle algo
así que vuelvo a mi cama
y me duermo
y me levanto hablando sola
y miro a Hanna
y me acuerdo de que no estoy en casa
y que si papá tala todos los árboles,
no voy a estar ahí para salvarlos.
*
un día mientras cenábamos
todos juntos
me di cuenta
de que hay cosas que no decís
objetos
problemas
anatomías
que no te animas a nombrar.
me heredaste
todo ese silencio
pero descubrí
que la poesía
puede decir todo
incluso lo que no me ensañaste a pronunciar.
*
estamos en la habitación del hostel
la ventana da a la vereda
pasa una chica tarareando
un nananana
podría ser frencesa.
de la casa vecina
viene el latido constante
de un parlante
y cada tanto
un cantante de cumbia.
en la habitación del hostel
la luz está apagada
y ni siquiera
tengo una lapicera
para escribir lo que siento:
la fiesta siempre está en otro lado.
*
descolgué todo lo que
llevaba años coleccionando
en las paredes de mi habitación.
guardé las fotos y las postales.
todo lo demás fue a parar al fuego.
en estos tiempos
solo hay espacio
para lo importante.
*
me dijo que se llamaba Erik
pero solo me estaba ahorrando la vergüenza
de no poder pronunciar tantas letras juntas.
me preguntó para dónde iba
y la chica rubia que estaba a su lado sonrió.
les dije que iba para El Chaltén.
ellos iban para el otro lado del mapa
pero Erik igual me pasó su número
y me pidió que cualquier cosa les avisara.
we´re kind of lost here, dijeron un poco avergonzados.
les dije que obvio
que si podía ayudarlos, les avisaba
pero en realidad quería decirles
que todos estamos un poco perdidos
sin importar dónde sea here
pero en realidad quería pedirle
que me dijera su verdadero nombre
que lo deletreara si fuera necesario
para poder usarlo como conjuro
cada vez que el camino se pusiera difícil
seguro que entre tantas letras
encontraría el próximo here
para mí.
Ma. Catalina Jimenez (1996). Autora de Los lugares que no me pertenecen (Halley Ediciones). Es la menor de una familia numerosa y una casa grande. Redactora y correctora. Escribe poesía, hace collages, a veces pinta. Le gusta el helado de menta granizada.