Textos seleccionados de
Gozo de madrugada (El Ángel Editor, 2014)
Nada personal
Hasta cuando
tu carne
será mi trémulo espejismo,
fulgor de soledades,
crepúsculo de gitanos
en la orilla equivocada.
En el sortilegio de mis vicios
tú eres un recuerdo incandescente,
la llamarada de piel
retenida hasta la muerte.
Infortunio
Ninfa atravesada en mis ojos
encegueciendo la razón.
Niña de mil colores
que alumbras la noche.
Busco tu boca entre las sombras
y escucho el llanto
de temores ajenos.
Atiborrado en el tiempo
desvarío en la cornisa de la habitación marchita,
reivindico la terquedad de los desvalidos
aunque pervive
el desconsolado néctar de la ausencia.
Ocaso prolongado
Al final vuelvo a ti
en la sonrisa
en la derrota
en el espasmo
en las dudas prolongadas
en el sortilegio que provoca
tu mirada
en la angustia amortajada
en la blasfemia
de tus labios inertes.
Que las piedras
hablen al filo del río
en el turbio invierno.
Que el suculento ritmo
de tu corazón agitado
resista la última copa de vino.
Eres violín
que acompaña
la liturgia demente,
estocada en la niebla.
Al final vuelvo a ti
cántaro a la medianoche
agua derramada
como diluvio y compañía
en mis tormentos.
Clamor
Ruido de mar
bramido de viento
tesitura de piel liberada en la arena
cántico derrotado en la hojarasca del otoño
médula viva que convoca límpidos amaneceres.
Aires profanados desde los conventillos agrestes
sombra sustraída de la bisagra de la miseria
salvación ineludible ante el naufragio
huella de romeriantes incansables.
Parábola que trasciende la confusión
y derrama un soplo de lágrima,
reminiscencia de amores meridionales
transitados en la cornisa del delirio,
fugaz alarido de melancolía
vestigio que entreteje
remiendos de esperanza.