Poemas de Camila Vázquez

Poemas seleccionados de Tautea (Agua Viva, 2022)

no se domestica un río

 

en la crecida el río rocoso
arrolla de raíz
árboles    la piedra centenaria
no habita ahora el mismo lugar
nadadores mueren
su caudal podría ser dique
remanso pesquero que cambie la flora
tampoco la valla retiene el chorro
efervescente
reviente
entonces cómo con el agua cómo con el amor
cómo se educa
no se domestica un río   no es caballo
y aún así puede virar galope
en patada trasera
el agua    su afluente a otros afluentes
amor    río    caballo
tienen en común
un pulso    es que viven
en la naciente tormentas cesan
días después el agua
es gracia   inmersión de verano
olvidamos el anuncio de la catástrofe
pero un río es catástrofe
la sierra se abrió en sí para que existiera
piedra centenaria se movió de lugar
pulida y brillante
ahora sabe
un río se desborda
un río se aplaca
su secreto no es el límite
es el ritmo

 

el acecho

 

Yo fui extranjera en mi cuerpo. Borré de mí las marcas de la crudeza. Sin furia, sin desborde. Limpia. Al resguardo de toda intemperie, yo también fui salvaje.

 

instructivo

 

acá vamos a ser claros
no hay amor en el rodeo
se sigue al bicho   me corrijo
se lo acecha

nadie se encariña    ¿me oís?
le mirás el lomo    ese pelo que es una seda
ni a las hembras más hermosas se lo viste
pero no me flaqueás
el punto de inflexión es verlos crecer
y es crucial
escuchá lo que te digo

si lo matás cachorro no rinde nada
y viejo se pone duro
por eso lo tenés que seguir

el bicho no es idiota
va a saber que estás ahí
es más
ya crecido    te va a largar las hormonas
como si dijera    mirá que en un tiempo te destrozo
pero no va a durar mucho

vos tenés que ser más inteligente
no te atropelles
acordate
lo estudiás despacio
y cuando llega el día
lo vas a saber como se saben esas cosas
un dardo y se terminó el asunto

te juro que ni se entera

 

animalia

 

El monte tiene un misterio: me maravilla como a una niña cada vez que acudo a él. Un zorro se acerca, no sé si es desafío, amenaza o rechazo lo que veo en sus ojos que me miran. Los caballos no le temen. Tampoco a mí: acercan su cabeza a mi hombro. Tres al mismo tiempo. Demanda de cariño. En vez de repelerme forastera, me honran. Oh, vida humana. Siempre fuera de lugar. No sé nada sobre estos bichos. Miran con ojos tristes o profundos —¿siempre hay tristeza en la profundidad?, ¿o el secreto es más brillante que la pena? Los caballos se quedan, reciben mi mano. Hay algo que no puedo tener esta tarde: este lenguaje fuera de mí, amar y amenazar en movimientos contiguos.

 

sigilo

 

con su hocico marca una cartografía
del arbusto para acá  el monte
lo otro   territorio humano
no tiene miedo
nunca    pero es cauta
se anuncia con su tauteo
como zorra que es irrumpe   avanza
encuentra un hueso    lo lame   lo desecha
ahora levanta la trompa    olfatea
el espinillo   el hogar de las aves
hoy no    no ahora
pero sabe cómo cantan y cómo
llegar hasta ellos
una zorra no tiene prisa
es mejor que un perro vulgar
es salvaje    conoce
el tiempo del acecho
el de la amistad
desoye alambrados
y caza

una zorra sabe cuándo

 

mansalva

 

ninguna disciplina es capaz
de borrar lenguajes primigenios

de la zorra aprendiste el sigilo
el corazón de la presa se consigue despacio
libame abeja
llevate todo de mí
el canto banal de los azahares

del ciervo su pulso tibio
es decisión este signo sacrificado

entregada como damascos de los frutales
esa generosidad que nadie pide una
dulzura que va a pudrirse al suelo
que no conduce
ni a una jalea ni a un elixir
y aprovechan con suerte las aves

de la serpiente su parsimonia
no es riego mi cascabel
peligroso es apenas mi silencio

lo salvaje querida
está en vos como destino
cuanto más domesticado
más se vuelve
mansedumbre predadora

Biografía

Camila Vazquez (Rosario, 1994). Se crió en Merlo, San Luis. Reside en Río Cuarto, Córdoba. Es Profesora y Licenciada en Lengua y Literatura. Trabaja como docente en escuelas secundarias y en talleres literarios. Coordina el Museo Betty Medina Cabral, Casa de Poesía. Publicó los poemario Yeguariza (Kintsugi, 2020) y Tautea (Agua Viva, 2022). Integra las antologías Flotar y Campo (Camalote, 2020- 2022) y Amenaza y maravilla (Gog y Magog, 2022) y Poetas argentinas: 1981-2000 (Del Dock, inédita). Recibió los premios La Bienal de Arte Joven de Buenos Aires en la categoría poesía (2021) y Nosotras movemos el mundo organizado por el CCK en la categoría Manifiesto (2022). Escribe una columna sobre literatura argentina para el medio feminista La Marea. Milita en el Colectivo Glauce Baldovin.