Los Andes
La guagua es guagua [1]
porque llora
porque la traen los incas
porque se opone a ruka [2]
que no es viejo sino casa
en mi tierra bien al sur,
bien al sur la morada.
La guagua es guacha [3]
porque le falta padre
porque será extranjera en esta tierra
porque ha quedado gúachura [4] la doña
porque aunque aquí
la guagua sea coñi
la situación se repite
en todos los Andes.
[1] La palabra guagua viene del quechua y no del mapudungun. Según Lentz, el equivalente mapuche es
coñi.
[2] En mapudungun, significa casa. En quechua, anciano.
[3] Existente en el aimara, quechua y mapudungun como “huérfano”. Corominas teoriza que proviene del
quechua uájcha (pobre, indigente, huérfano), diminutivo de uaj (extranjero).
[4] Viuda (Ecuador).
Telúrico: nativo de la Tierra
Los postes estornudan vidrio molido
como mi papá muele el vidrio
para mi volantín, aunque mamá dice:
no hay volantines porque no es setiembre
tampoco primavera. Es verano y en verano
miramos la tele hasta tarde
porque mamá da permiso, pero sabe que yo duermo
antes que todos, que no, que los ladridos de los perros
no despiertan a nadie ni a yo y yo sé que los reta
porque cuando nosotros gritamos también reta. Los postes
estornudan vidrio molido y bailan luces hasta que no hay ya más luces
no en la casa no en la calle no en mi largo y angosto país
en el que papá dice:
miremos todos ahí aquí allí
que están las tres María y ellas guían a las gentes
como nosotros que no podemos ver más nada
porque la tierra gusta de bailar de aquíparallí. Sacudir
su cuerpo propio y el nuestro también y el de nuestras casas y el de nuestras cosas.
Mamá llora charcos de lágrimas
porque la tierra ha rompido la loza de la abuela
porque tenemos que sueñar en el suelo
porque la tierra podría replicar y eso no está bien si yo no gusto
de ver a mi mamita llorando y a mi papito enojando y a mis perritos así
como amurrados y no dejando de ladrar
como si copiaren a los otros perros de la cuadra. Su ladrar que no para
aunque no replique porque tienen miedo y yo también
tengo miedo.
Devoción nocturna
A Federico García Lorca.
Tu soledad esquiva
en los hoteles mi mirada
la presencia
en búsqueda de ese saludo
que dejé anteayer.
De mi insistencia brota
un río-lágrima
que no dejas
pasar.
Yo sólo te pido
una bienvenida que indique
la puerta estará abierta.
No importa
si no somos más
amantes sin experiencias
sin amor. Refugio no seré
hombre tampoco.
He transmutado
en una polilla que vuela
y observa
tu soledad esquiva.
Dos dedos que fungen como pinzas
Dos dedos
que fungen como pinzas
no son lo mismo
cuando mi uña es corta
y yo me encuentro
en la búsqueda de un espiral
que llegue al centro, al magma
que rompa mi corteza
protegida por pelos indígenas.
Yo preciso de una larga uña
que sea pinza-palanca-taladro:
que seleccione mi costra ennegrecida
agarre sus bordes
arranque el perímetro de mi herida
y penetre ese pozo abierto.
A todas horas
me atraviesa la vergüenza
y no me detengo
no me conformo
aunque mis instrumentos se llenen
de tierra roja, si todavía queda
costra por recostrar
yo necesito retirarla
atravesar la carne fallecida
y dejar respirar mi consciencia.
Lo cotidiano
Eres la abuela, eres mamá, eres Marosa, todo eres, con tu
eterna / juventud, tu vejez eterna
MAROSA DI GIORGIO
Ponerte borracha
y contarme tus secretos
como una acepción
a la rutina.
Esas cosas que no le contaste
a nadie más
ni siquiera a nosotras
porque fuiste alguien
antes y después
fuiste otra.
Te busco en todos los poemas
porque no te tengo
porque no te tuve
porque te quiero.