HABÍA UNA VEZ

La casa tiene un bordado
de ladrillos.
Malvones en
el único balcón.

Perfume a lavandas
en la entrada.

Y un juego.

Dos niñas
su padre, caballo
ellas dos, jinetes
          audaces, bravías

Imagino qué gozo esas niñas
me imagino jinete como ellas
te imagino corcel tan dispuesto
te imagino, padre
Imagino
Imagi
           NO

ROJO

En la cocina
los platos sucios de la noche.
Sobre la mesa
una hoja
el dibujo de una casita con crayones.

Una mujer habla por teléfono
su voz en un susurro
la ventana está abierta
apenas se mueve la cortina blanca

el sabor del mate es
más amargo esta mañana

Un whatsapp que dice “no estás sola”
un emoticón con una lágrima

el agua del inodoro limpia
el agua del inodoro con un coágulo rojo
que flota que danza
que gira y desaparece después del botón

más lejos en    un cuarto
se enciende
el murmullo de dibujos animados

hay poca luz     el aire pesa
la mujer se acurruca junto al hijo
la luz de un velador se apaga.

LA LLUVIA

Bajo el techito azul quedé
mirando el verde intenso
de los árboles.

Las rosas doblegadas por el agua
en el baile
de las gotas y su música.

Mi cuerpo daba cuenta
de la suave tempestad.

Me quedé allí
como en una eternidad

disuelta en los charcos
que dejaban círculos
perfectos

De algún modo
se detuvo
la vida.

FLOR APLASTADA ENTRE LAS HOJAS

Te asusta pensarnos diferentes,
te asusta partir lo nuestro en tuyo y mío.
No puedo hablar
y seré yo quien diga la palabra.

No preguntás por ese libro
que leo por la tarde.

¿No te sorprende
ver que ahora leo poemas?

No te extraña tampoco
este perfume a rosas
al pasar sus páginas
ni cómo me repliego
en mi rincón de poca luz
y de silencio.

Vos navegás los noticieros.

Solo te levanta
el ruido de los platos
que caen sobre la mesa.
El olor a comida.

Más tarde el témpano
bajo las sábanas.

Tengo palabras pájaro
que todavía no cantan
pero pronto
van a cubrir el cielo.

A ÉSE

A ese que estabas esperando
lo ves venir
a la vuelta de cada esquina

pasajero de tus noches
navega en tu cabeza

mientras mirás
los giros de las nubes
con un dulzor
en medio del ombligo

necesitás
un amor
desde hace tanto tiempo

para andar la vida
con los pies lejos del suelo.