de La ternura no desaparece (Ombligo cuadrado, 2024)
En el río
Hay un cuerpo en el río
los datos se apilan
dan la certeza que negaron a la pregunta.
Hay un cuerpo.
¿Tendrás frío?
¿Acaso es tu cuerpo,
esa humanidad negada,
esa dirección ficticia?
Hay un cuerpo.
No quiero romper todo.
No estás Brujo
ya no hay nada.
Una voz circula en la red
vos me cambiaste la vida, dice
adhiero
ella habla yo escribo,
nadie calla.
Me decís duendecita/pendeja
decidite,
¿a cuál de los apodos respondo?
Alguien acomodó tu cuerpo en el río.
Shhhh silencio bestias
si es él quiero que responda,
a qué nombre debo girar,
una vez más.
Dejame que
te ayude a cargar una mochila
ese gorro negro no me gusta,
esa camisa tampoco
tiene tantos colores
parece un circo.
No te rías Brujo esto es serio,
mi corazón es un charco al costado de la ruta.
En mi corazón habitan certezas
y ahora
que no estás,
amenazan con desconocerlo todo.
Gracias por tu mano
no conocía a nadie en esa casa,
no hace falta que te quedes conmigo, sentado a mi lado, dije.
Tu cuerpo entero me acompañó.
No necesito que renuncie nadie, sino que les falte
quien alguna tarde salió a buscarlos bajo la lluvia,
en un lugar desconocido con una bicicleta prestada
y un frío que traspasa camperas,
que se despierten y vivan para siempre este instante inacabable de no saber.
Hay un cuerpo río.
Que les falte del mundo quien los nombre
en lo privado de una cocina.
Que les falte la mano que los pinte en calles, en trapos con aerosol.
Si estás en el río, y es esta
la tierra donde ya no sos, entonces,
ya no pertenezco a esta tierra. Hay un cuerpo en el río.
Contra toda lógica un cuerpo pequeño
ante la inmensidad de la noche
y la finitud del poder.
Escucha de cementerio
A Mara Morales.
Cruzo el cementerio cuando vuelvo de la Universidad.
¿Sabrá Mara que está ahí
y que la señal de la Cruz es por ella?
Me pregunto si le importa el olvido.
Dejé una tijera y unos trapos bajo la lápida.
Limpio el lugar que le quedó en el mundo
/como una vez la ayudé a atarse el pelo en el recreo.
Cada vez que llueve
el pasto se come las flores
de su descanso.
¿Escuchás Mara?
Pueden oírte mis huesos cubiertos de carne.
Correctores
al poeta Jorge Rivelli.
Vas a irte
y voy a tener que escribir versos
que no tendrán tus anotaciones
destrucciones sutiles
por faltas de estilo.
Morís por causa particular,
antes
al estilo mantra
rezabas
nací para robar rosas de las autopistas de la muerte.
El poeta de los brazos al techo
el poeta de la hoja con océanos en punto.
ahora también es vigilia la de los ojos cerrados el padre muerto mira desde el andén las mariposas entre botellas vacías la corona de novia los libros abiertos en la mesa que con destreza se desarrolla entre fantasmas el umbral está cargado de esperanzas & una moneda ajena descansa en el mostrador mientras la computadora hierve entre cigarrillos estoy atado a tu toga papá!! [1]
Mendoza sin lluvia
Lo temible de la soledad y las sierras
es que alguna vez las habitaste.
Ahora te converso
no sé cuáles son las jarillas
y nadie oye lo que tengo que decir sobre el miedo de resbalar.
Este también es un pueblo a los pies de un cordón montañoso.
Cuando hay sol y viento y la gente pasa
no sé cómo poner las manos.
…
Sé que voy a volver a flashear con alguien.
No sé si voy a dejar de flashear por vos.
…
Lo malo de no creer en Dios
es que por ahí no vuelva a verte.
…
Hay una plaza bajo el Challao circular
con una fuente circular.
En aerosol alguien pintó
muerte a la policía
de manera circular.
…
Personas que amaba no cargaron tu nombre.
Ya no las visito.
…
Entre tantas casas
un sótano en Bermejo
donde respirar duele.
No temo a fantasmas
espectros apenas humanos
abridores de puertas,
temo
que soples la muerte por fuera del viento.
Plegaria anarquista
Te llamarán wenüy
un grupo de mujeres guardará tus ropas como plegaria.
Te diré kürüf
como acto de súplica
y buscaré en mi patio ofrendas
para que hermane tu venganza la tierra
y en vez de cáliz
beba tus verdugos.
Rezar
un poema baldío
en un escenario
atascado de sufrientes.
No rezo porque no creías
una oración es un acto mendigo.
Deberían conocer antes de invocar
los orígenes de tu rabia.
Antes
ya pintabas pueblos despojados,
antes.
Hay una canción de odio que llega hasta mi boca
no es un mantra
es un acto ancestral de fe
como plegaria profana de euforia
una vez al año
la tejo.
[1] fragmento del poema “un día en el diario de lino mondino”, del libro Madrigal del Diablo, de Jorge Rivelli.