I.
Del silencio
el más blanco
el más fácil
de contaminar
Una sonrisa
una infancia
II.
Un frío tiene mi edad
ocupa la voz
la nena que fui
la mujer que soy
todas
las pausas
todo
mi nombre
III.
Agua y aire
humedad muda
mordiendo
las horas
el paso de los días
la pared
No hay silencio
en lo que calla
Las huellas nacen
y es mentira
el tiempo no desvanece
Las huellas
nacen perennes
en su reclamo
echan raíces
que agudas
trepan
IV.
Hay
un nuevo
espacio
Territorio ajado
superficie
y solo aire
El encuentro
con una de las muertes
hay
La soledad
lo imposible de ir
hacia el abrazo
V.
Un agujero puede
llenarse
Un agujero
se llena
Su profundidad
es esa
el sin fondo
Su nombre
es ese
no otro
VI.
Un cuerpo necesita
el calor exacto para emerger
sin resistencia aparente
hacia la luz
Un cuerpo nace
luego de haber nacido
brota al aire
en el contacto
tiembla
VII.
Exhalo humo
Tiro la colilla
la veo caer
hasta quedarse quieta
Lo que dura
el giro en el aire
es llama tímida
encendida
Rojo
intenso
diminuto
Lo que sobrevive
lo que queda
¿una fe?
¿un fantasma?
VIII.
Vuelve la imagen
Una planta desnuda
con un remolino
por el que asoma
una rama flaca
con su hoja verde
verde exaltado
como solo la lluvia exalta
Cada día
practico mi atención
Me alejo, me acerco
y encuentro
Donde la corteza está quebrada
bracea un filamento
Agua
IX.
como no aprendí
como no me enseñaron
ya no son razones
es que ahora admito
puedo admitirlo
no hay razón alguna menos excusa
este es el riesgo
caer
en el abrazo de un cuerpo
en el descanso que siempre necesita un sostén
otra superficie piel
como el misterio de tus ojos color cielo nublado
por un denso ancho y oculto pasado
y tus piernas largas y flacas tu ombligo salido y tu voz
todas las marcas huellas de lo que no sé y no importa
no saber y repito no sé
puedo admitirlo
cualquier mínimo detalle me basta
este es el salto
caigo y vuelo el vacío
el capricho excitante del encuentro
tan dentro y fuera de mí
como no aprendí
como no me enseñaron
ya no son razones para el ensimismamiento
y miento cuando huyo de mi mirada
obnubilada por los malvones naranjas
que tus manos colocan en el cantero de mi balcón
y miento si digo
que mi color preferido no es ese exacto y maldito naranja
de ese exacto y maldito
malvón