Poemas de Eugenia Segura

heidi-girl

si Heidegger hubiera sido niña
lo entendería mejor
lo llamaría ¡Heidi-girl!
desde algún claro del bosque
es literal
y sabría exactamente cómo
hacerla reír

entre las piedras del Ande y sus pesados
zuecos de madera
se deslizan los subtitulos, como cabras exactas
trepan cualquier superficie

hay una prenda la que pise
los guiones pierde el ser
ahí cae en el surco o queda errante
entre dos dimensiones
sujeta a traducción, interpretable
pierde su turno en malentendidos
ontológicos pierde
su tiempo en largas
explicaciones a pie de página

si Heidegger hubiera sido amiga mía
como dos o más borrachas
en el baño de un bar le contaría
todo
sin editar las palabras

versión vintage de Rapunzel, pero con puente levadizo

¿quién te puso allá tan cerca de las nubes
y no blanqueado trapos al costado del río
con la camisa arremangada, mmm, hasta los codos?
decime, che
¿uno sólo, o varios cocodrilos?
¿le dan al trato tus guardias?

princesita soy incapaz
de poner un pie luego otro
en el espacio-entre
ladrillos.

no sé nadar, no quiero
ensuciarme la ropa y después
tener que ir, mmm, donde las lavanderas.

yo sólo quiero ser señor del reino éste
sacarle la lengua desde arriba
a todos esos giles de trovar dulce
que se ejercitan con paciencia
en salto con garrocha y serenatas
con covers de Pretenders.

vos tejé una buena trenza
que por verte
he dejado asuntos importantes
pendientes, eh, pendientes

Me importa poco si estropeo
tu cuero cabelludo

dale
tirame un rizo aunque sea

en El detector de princesas y otros cuentos

el llanto
I
si te arde la sangre
si respiraste algo en el viento
venido de ahí
que llegue el llanto y ruede
por cada gota de lluvia
que ya no repercute en hoja alguna
por las plumas de colores en cenizas
para que el canto de los pájaros
brutalmente silenciados
anide en cada boca, y como lianas,
nuestros ruegos,
alcancen al mono que huye
de la selva en llamas
lianas que acaricien el último pelaje
de las bestias al hundirse
en un dolor indecible
para el que no hay remedio
quizás lo había
ardió con ellos

II
por un instante el salto
de un Jaguar en llamas
hasta tu pecho
el desconcierto de las bestias
¿fueron los humanos
los que hicieron esto?
hay que ser desgarrado
desalado y no tener

ni un poquito así de raíces
para raspar un fósforo y hacer
cero de esto
¿y todo por qué?
¿por “dinero”?
¿ qué es eso?

III
cae la lluvia en la herida
de los sobrevivientes
calma la llaga y renace
un brote mínimo
es tiempo quien se quema
a toda prisa
el tiempo que nos queda

la resistencia

esto era todo llano
hasta allá
viera usted qué lisito el potrero
ya no vienen ni las mariposas
de lo perforadas que les quedan las alas
y esto es así:

todo calado por la neblina
de bien temprano a la mañana
yo soy nacido aquí, soy criado aquí

yo sabía tener de todo: mi casa,
mi huerta y mis animalitos
qué v’hacer, si ni los perros
-que no son ningunos tontos-
quieren tomar del agua esa.
yo soy nacido aquí
y soy criado aquí
qué me voy a ir
¿me entiende?

en herencia china (2010)

Biografía

Eugenia Segura (Mendoza, 1978) Poeta y guerrera del agua. Estudió Letras e Italiano(UNC, UBA) y vivió en Buenos Aires entre 2004 y 2007. Participó en talleres de Diana Bellessi, María Moreno y Andi Nachón. Produjo ciclos de poesía, la revista Priapismo y diversas performances. Integró las editoriales Protocultura, Eloísa Cartonera, Ñasaindy Cartonera. Publicó en las antologías No hay cuchillo sin rosas (2007), Poetas argentinas 1961- 1980 (2007) y Última poesía argentina (2008) y los libros La traición de Sarah Kay (2005), A cielo abierto (2009), Herencia china (2010), Jugar con tiempo (2022), entre otros. Co-compiladora de Desertikón-poesía y narrativa mendocina contemporánea (2009). Actualmente, vive y escribe en Uspallata.