Selección de “Orillas de un deseo” (inédito)
1
Existen razones
para perseverar en la mentira.
En el dolor es imposible.
La piel es la prisión de un regalo.
Por saberme sin alas me tiro de cabeza
y me arrastro por la mugre
para limpiarme como un gato que no sabe
lo que hace.
El extranjero en este cuerpo
vomita mesura y digiere turbulencia.
No hay mentira ni escudo suficiente
el ardor íntimo de saber la verdad
me rodea implacable: soy humano.
4
Hay que atenerse a las consecuencias
de nuestros cuerpos ocupando un lugar
frente a tantos otros.
Tenemos el único deber de atenernos a las consecuencias
de haber señalado con el dedo alguna vez
otro cuerpo como el nuestro y pedirlo prestado
como si hubiera algo así como la posesión de un cuerpo.
Yo nunca me sentí dueño del mío.
Aun así me creí en la posición de poder abrazarte
y decirte todo lo que te dije.
Por favor, atengámonos a las consecuencias
de no ser objetos inanimados, esos suertudos.
Una voluntad frente a infinitas, así estamos
y allá van cuerpos decididos en su camino.
Como yo lo veo, dar un paso confiado
puede ser sólo para contener los cielos
de un derrumbe inminente.
Soy en igual medida percepción y duda
y sin embargo te dije lo que te dije
y te lo dije creyéndolo como uno puede creer
ese tipo de cosas.
Pero siempre ateniéndome a las consecuencias.
Disculpen las molestias, sólo exclamo
una verdad mía, tierna y débil
y la digo como ser fallido
que habita la distancia con el objeto
de todo deseo como una canoa
que flota y no ve más que azul
y siente la necesidad de disculparse con el agua.
5
lenta colisión de lenguajes
entre dos bocas repitiéndose
fuerte coalición de distancias
que sacan espacio a baldazos
torpes luces de baúles mal cerrados
chocan contra las frentes llenas de cielo
delgados indicios que inclinan la noche
a ese pozo testarudo de cada corazón
que dice no
que dice nunca
7
Lo exterior, es decir, lo que no es
nosotros dos, me interesa muy poco
pero más que antes de conocernos.
Yo soy, como todo lo que no es vos,
parte de este mundo que transpira
violencia como grito en la garganta
y vos todo el silencio que lo calla.
8
No podés estar perdido
si no hay a dónde ir,
si todo el mundo radica
en un par de ojos oscuros
que te miran con ternura
como pidiéndote algo
a vos
que lo único que sabés
es quedarte cerca.
Fernando Marin (Buenos Aires, 1998) es escritor, músico e ingeniero industrial, en ese orden. Escribe cuentos con los que obtuvo este año sus primeros premios y con los que participará en antologías a publicarse. Sus poemas, hasta hoy, conocían no más que cuatro paredes. Como músico forma parte de la banda Bidet.