Quehaceres
La mañana es amable,
dispersión incrustada de atenciones
hoy está como para buscar el poema
pero llegué y me dediqué a otras tareas
despejé las rejillas del techo, obturadas por las hojas
lavé los platos de anoche, hice la cama,
ensamblé el cuerpo de un dios nuevo
(sobraron dos panteras para usar más tarde)
lavé una tanda de color, una de blanca,
corté y puse a secar unas ramas de mi tontera,
llamé para reclamar
por el corte de servicio de flotación hogareña,
preparé para los dos
bifes a la portuguesa.
Cebolla, morrón
la salsa, después la carne,
las papas, las arvejas.
Ahora sí, me siento a escribir el poema.
La mañana es amable
panteras de otoño
en las ramas secas de mi tontera.
Ojos
Le hice unos ojos iguales a los míos
a todas las cuencas que encontré
urgidas de visión
ahora hay pozos, grietas
coyunturas que rebalsan
de una resina parecida
al sobresalto.
Y no ocurrió nada nuevo,
esos huecos y paredes
sólo ven como yo veía.
Escarbo en mi vida
para darte algo
que no sea la miel con la que embebí
inútilmente cada cosa.
Tungsteno
Desde las tenues cocinas
las milanesas por las ventanas
ocupan el quieto aire del barrio
temblorosas auroras de tungsteno
tienen para decirme que no se olvidan
que debo pagar
por haberle hecho lo que le hice
a la oscuridad
ando guardando el secreto
de cómo abrí el abdomen de la noche
y le arrebaté una pobre luz que me orientara.
La palabra muerta
Una figura transparente
caparazón plegado a la forma de ayer
esto es, nada más
la piel de la palabra muerta
no hay engaño,
es tan insecto la piel que el insecto abandonó
como poema es este, que vibra de vida
colgando seco de mi boca.
Oráculo
Atravesé la mitad del barrio para llegar al oráculo
me arrodillé a los pies del fresno
entre las colillas, los tickets y las hojas secas
mi ofrenda de vino amigo,
cascada granate en su corteza
y las letras talladas por adolescentes
desean una eternidad que desconocen.
Igual que a la tarde,
me sostiene mi terquedad.
Mi pregunta es siempre la misma.
El árbol dijo sí, con cada una de sus ramas
la tierra dijo sí, con raíces como sienes afiebradas
el viento dijo ahora.
El Gran Reloj
Se afinó tanto el borde
entre la noche y el día
que al caer sobre él
la carga de mi sueño
se partió en dos lo que me espera
entré al gran reloj
y no me decapitó,
sus amantes lo distraen
con devociones invernales
desparramé por la oficina
cables de mi corazón,
voluntad de evaporar
las líquidas tropas del ansia.
Dispositivo
Hubo que enviar un mensaje
al interior de cada sombra. Para eso
fue necesario trabajar en la forja
de un nuevo dispositivo divino.
En el centro de un galpón inmenso
tenemos listo un oscuro fuselaje
cuya figura se asemeja
a nuestro deseo más profundo.
Esta nave-dios de manufactura nacional
es tuya.
Tus manos, tu tacto suave, tu dolor,
gloriosos fusibles que la encienden.
A un paso de completar la fase final
hemos quemado por accidente
planos de la certidumbre.
Errantes caminamos a buscar una verdad.
Bidones, bidones de combustible diurno,
ilusiones de repuesto, toneladas de sol amargo,
añicos de memorias que cambian su tamaño,
cien botellas de vino, herramientas de emergencia,
pequeñas libretas con el registro del día supremo:
Hoy abrió los ojos, extendió algo como brazos.
Nosotros abandonamos nuestra individualidad,
pasamos a conformar su brillosa fibra prensada.
Errantes, estoicos, ingenuos
el alba nos encuentra
calibrando un motor oculto.