I
En una sola silla soy capaz de apilar
inmensas cantidades de ropa
universos textiles que desbordan del mapa
en una sola vida puedo
doblar tantos tantos días
tenderlos al sol que hay detrás
de mis ojos
mecerlos
dejarlos crecer

II
Me prometo levantarme temprano
para fregar el piso
antes de ir al trabajo
pero no termino de barrer las pelusas
que dejan los sueños flotando
en el espacio de la mente

III
Siempre
comprar cocinar servir comer
juntar lavar secar guardar
barrer ordenar
todo un menú
para el monstruo de las rutinas
cuya frutilla del postre
soy yo

IV
Vivir: ensuciar ropa y utensilios y platos
y dientes y pelos y cuerpo
y lavar
lavarlo todo
vivir imantado de dudas
-y deudas
en ocasiones-
pero también
de inquietas luces
y poesías a punto de nacer

V
Todo al piso
todas las cosas al aire
baile desbocado y sus risas
que hacen que olvide un poco
el desorden en que me sume

VI
La eterna pregunta existencial no es la obvia “de dónde vengo, hacia dónde voy”
La eterna inquietud es “qué hago de comer hoy”
todos los hoy de la vida
o casi todos

VII
Lo importante de todo no es el “qué comemos”
sino “que comemos”.

VIII
Sólo soy buena en dos o tres cosas
para la practicidad de la vida soy bastante mala
como si tuviera dos o tres vidas extra para intentarlo
y para al fin asimilar aquel libro
que me regalaron en mi cumpleaños de ocho:
“Cómo ser una buena ama de casa”