Licencias poéticas (2023)
cómo hacer del cuerpo un florero
vierta el agua
que lleva dentro
se ha estancado
las larvas acabarán
por matar sus flores
entréguese
la corriente sabrá limpiar
los restos de mugre
que resisten
impunes
en lo profundo
de sus entrañas
haga propias las grietas
que marcan surcos
en su piel de porcelana
reconozca el alma vacía
y déjese llenar de nuevo
instrucciones para mi muerte
no metan mi cuerpo
en un sarcófago de madera
me gusta poder irme
justo cuando el aire
corta la respiración
no deshagan mi piel
en un polvo grisáceo
la mugre
no debe quedar
enfrascada en un estante
no sigan los protocolos
de quienes dejan la muerte
a la sombra del silencio
no,
no hagan nada de eso
en cambio
paseen sus dedos
por mi espina dorsal
recorran la topografía
que les dicta mi espalda
sus pozos y relieves
abracen
por última vez
este envase
vacío
que se va como vino
con lo mismo que les deja:
de mi parto
tengo los pies
llenos de hormigas
que bailan en ronda
se pasean
zigzagueantes
por mis dedos
y trepan
guiando sus pasos
con el camino que marcan
mis venas oscuras
las siento hacer trencito
carnaval carioca
sobre mis piernas
ya no me anclo a la tierra
me arrastro
apoyo las manos
en los muebles polvorientos
que voy sintiendo
mientras camino a ciegas
por mi casa
busco el remedio más artificial
una cápsula verde flúo
la primera que asegure curarme
por siempre
(los laboratorios me prometen las mismas cosas
que los príncipes azules)
los dolores me nacen
desde las entrañas
me queman
rebullen
suben
por las paredes del esófago
como sube la lava de un volcán activo
ni las hormigas
ni las cápsulas
ni los laboratorios
entienden
me dan los consejos que leo
en las tazas pedorras que vende
el almacenero de la vuelta
me dicen que el dolor me hace más fuerte
pero este dolor es distinto
yo rasgándome a mí misma
las vestiduras
yo destuyendo el templo
que construí
yo naciéndome
hibernar
cuando registro los vicios
de la lengua metropolitana
me lleno de furia
extraño ser hormiga
y guardar las eses
en la boca del estómago
para pasar el invierno
en la manada del transporte público matar o morir:
la de piernas inquietas baja en la próxima y ese viejo no es tan viejo para el asiento
prioritario movete ágil precisa escurrite como un gusano sin vergüenza entre los brazos de
tierra limpia la sangre que salpicaste viaja sentada
gurí
nací con el río a mis pies
en esta tierra húmeda
de jacarandás y glicinas
donde las gentes
mastican la ese
que pronto se llevará
la corriente
ahorran letras
porque apuro no tienen
si las horas no pasan
para esas chismosas
reposeras de vereda
que trafican mates
y bizcochitos de paquete
mientras comentan
quién murió
quién se separó
quién llegó
pueblo chico,
el precio que hay que pagar
por la serenidad de las siestas
y el favor del verdulero
que fía con total confianza
en que le pagarán
ese kilo de mandarinas
tiene razón
si de acá
todo el que se va
vuelve
el amante
la pieza que sobra
un tornillo de más
trastabilleo que entorpece
la danza sincrónica de otros
cuasi equilibrista
se pasea por los márgenes
sin caerse de la hoja