del libro Chicas bravas. Inédito
CADA TANTO TENÉS
uno de esos momentos Thelma & Louise
querés acelerar en la ruta
cantando
The Way You Do The Things You Do
te reís
pensando en tu playlist de cabecera
no hay un Thunderbird 66
descapotable
lo tuyo es más desapercibido
pero igual
si te dieran a elegir
vos también elegirías una roadmovie
para siempre
doblar las vidas que tuviste
en una valija
una expedición a dónde
extasiada
por los postes
al costado del alambrado
y nada más
esa cosa minimalista
que es la secuencia cinematográfica
de una ruta
cualquier ruta
desde adentro del auto
lo demás es lo impredecible
Thelma vestida de negro
la camiseta blanca
y el sombrero tejano de Louise
lo que admirás es
esa nobleza teatral de cara
a lo terrible
el riesgo que te sacude
te estremece acaso
y te llama
y te envuelve
un western de chicas bravas
resistiendo forever
que aceleren frente al Gran Cañón
no que peguen la vuelta
no que se hundan
que aceleren
a pura carcajada y fe
da igual la profundidad del precipicio
lo que cuenta es el viento
caliente en el pelo
que arda
y cómo no creer que levitan
mientras conquistan
suspendidas
una porción de asfalto
más que de cielo
CUANDO FUI PLUMA
no me importó si de guacamayo azul
o de pingüino
o de dinosaurio emplumado
solo me importó ser liviana
pluma timonera para alcanzar altura
levitar
que el viento me hiciera de ruta
hasta engancharme en las ramas de un lapacho
todavía sin flor
ovillarme pluma en algún nido
la ventana del hospital
siempre era un poema lindo
adonde mudarse
¿sabés que las plumas duelen cuando se cortan?
tienen terminaciones nerviosas
dicen
los días de corrientes de aire fuerte
y vientos cruzados
antes de salir a la calle
me peso en la balanza y me río
de las plumas que fui
del libro Pienso en lo lindo que me quedaba el rímel en las pestañas, (HD ediciones, 2021)
DESABASTECIDA DE SUELAS
que me gasto desparejas
de tanto pisar
con el arco vencido hacia adentro
la columna vencida y el cuerpo roto y también el alma
camino mis zapatos
como un migrante que busca otros zapatos
en un itinerario de éxodos
para abastecerme
invoco el andar de mi abuela
levitando
sobre el piso de madera lustrada
los siete centímetros de su taco aguja
alcanzaban para equilibrar el mundo
las sandalias de mi abuela
eran
además
un manifiesto poético para mis pies
del libro Maniobras de amarre, (Puerto Edita, 2024)
EN EL PATIO DE MI CASA PLANTÉ UN TAMARISCO
como si decir tamarisco fuera decir
médano
y noche
y decir olas
y decir tus manos reconstruyendo
el ritmo del oleaje
también el miedo de la sudestada
no me digas que no te acordás
de los tamariscos
de la alfombra pinchuda
que era el matorro de uña de gato
la zona de avistaje
que declaramos nuestra en la infancia
desde ahí jugábamos a rescatar ahogados
pienso cuántas escenas se lleva el mar
vaya a saber uno
a dónde se las lleva
a qué fondos de corrientes marinas
pasando el canal está lleno de filamentos
escribo para que no se me vayan
las mareas que fuiste
cada tamarisco es un mar
MIRO AL GUARDAVIDA QUE PATRULLA
la zona
donde se forman los canales peligrosos
pienso
¿habrá leído a Alfonsina?
¿sabrá que hay pepitas de oro en los fondos?
quiero inaugurar un cartel en la playa
un manifiesto que diga
creo en las sirenas
creo en las caracolas
creo que escribir tiene algo de salvataje
escribir
lo mismo que cruzar a nado
y a oscuras
un océano
y de pronto palpar (o no)
el borde de una boya