Poemas de María E. Mendizabal

*

El árbol talado, crece:

insistiendo cielos    sosteniendo promesas

ingenuo y

obstinado.

El árbol talado: que crece

probó a la muerte 

un poco.

*

En la casuística no se analiza la chance

de que un cardenal (copete rojo/ animadísimo) 

se muestre 

entre una manta de tordos:

negros y

grises.

Sin embargo, está ahí:

el cardenal, único y

uno más

en la bandada.

*

Pétalo de malvón, simple

liviano

mensajero nocturno: insistente,

sostiene su aporte a la belleza:

su imposible acumulación

poética.

*

Rojo entre las ramas
breves
envejecidas
los ojos registran
al ceibo.

pajaritos de papel
arte inesperado
las flores del ceibo
andan haciendo
grullas

rojos incendiarios
pequeñas flores/ aves
tejen decididos
decididos
esos ceibos.

*

El plan de las grullas

una topografía emplumada

un croquis vegetal

un plan de fuga:

tejen empecinadas

un plan perfecto y

colectivo.

*

Rescate nocturno

las grullas volvieron con su pichón.

Quiero atravesar la noche:

como las grullas;

desplegando vuelo sin

olvidar a nadie.

*

Atravesada por ceibos

también mi sangre, hace tierra y

levanta vuelo

origamis orgánicos

pujan en mí y me nacen

cada primavera.

*

También fui ave y

junté ramitas para el nido.

También fui ave: con y sin

 voz, trinando al azar

hasta encontrar la mía.

*

Anida en mí ese trino:

la voz poética buscando su ave.

Y en mí, anidan

el bosque

el camino

abriéndose paso:

como si nada.

*

Ningún día está perdido para la poesía

pasan los minutos como colibríes que,

desvalijan la soledad; que van

de flor en flor

como el tren que suena a la distancia;

anunciando tu llegada.

Biografía

Nació en Buenos Aires en 1976. Vive en el conurbano. Es mamá, socióloga y trabajadora de la Secretaría de DDHH de la Nación. Formó parte talleres de escritura poética, ficción y de escritura autobiográfica. Participó de antologías colectivas de cuentos y poesía.