Poemas de María Sol González

Día de brisa de verano

I

Si mirás la copa de una tipa
verás que sus brazos vestidos de hojas y flores amarillas
conversan entre sí.

II

La tipa deja de agitar sus ramas.
Si hubiesen sido varitas mágicas,
lo habrían cambiado todo.

III

Frente a mi ventana un álamo
le tira un dato a una tipa
la tipa protesta
el álamo, cinco metros más abajo,
se arquea hacia atrás intimidado.

Empacho

Todos miraban, no soportaban más
al otro extremo de la mesa
este llanto no se puede detener

Preguntaban qué
puede ser tan grave, decían
que la termine de una vez
Pero no, no sé por qué
ahí está ese llanto
que no para de crecer

No No No, no lo puedo contener
te juro que no
no lo soporto más
quiero que acabe, no quiero
llorar ni que miren
cuestionen si se puede llorar
de esta manera, cuánto ni hasta cuándo
si la razón es suficiente
que llegue ese momento y mi abuela

De un tirón me agarre
la mano, me saque al pasillo
me lleve a su paso
con el brazo tirante, con mi mano
atrapada en la suya
para ir donde la vieja, esa
con el rompecabezas siempre, a medio armar.

Con un cuchillo la vieja

cortará el agua en el plato
marrón, traslúcido
me dará la cinta
roja
que no sé por qué
ordenará me apriete
contra la panza, siento

la presión suave de mis dedos
en mis dedos siento
la cinta
vuelvo a mirar la mesa
la ocupa un
rompecabezas y quiero saber
cuándo
podré jugar.

Vendrá a mí la señora
como si fuere a rezar
pero no
solo hace la señal.

Bajará el brazo
tomará la cinta
baja el brazo
toma la cinta y se aleja.

Se acerca, se aleja.
Se acerca y en el pasillo
paré de llorar.

Bendita tevé

Como maní, mientras miro desgracia ajena.

A veces todo me supera tanto
que no me queda otra
que tronar los dientes
contra frutos secos.

El último verano Scout

Caminaba en el arroyo
atrás de las más grandes con la Gallega y Gime
Sierra de la Ventana cerraba el año
esa tarde de enero

Con el sol en la cara
se trazaba en mi cuerpo la corriente
de golpe
el arroyo me hunde en la inmensidad de su forma
la corriente en contra se traza en mi cara y
los brazos que nunca domarán esa masa
empuja me absorbe ignora
este aleteo sin sentido
suficiente un segundo tomo a

Ire y vuelvo a la profundidad
ese inmenso arro yo vuelvo
a sumergirme en la masa que
empuja y qué pasa si
¿Así será el resto?

Aflojaría esos brazos
me envolverían unas manos
en mi panza y dejaría
que me lleve

Acorralada

Me siento
en la esquina de la habitación
verde. Veo todo verde.

Mas no veo

el verde porvenir de las hojas
que en el viento se dejan oír

#VemBambi, dicen,
mas no sé

Qué esperar de esta gente
que otra vez con dulces me quieren llevar.

¿A dónde?

Creo saber donde.

Hay un olor
un olor en ellos me hace dudar.

Hay elefanta encerrada.

En mí
hay una elefanta encerrada
y quiere salir.

Esta vez algo me dice
Ve Bambi, ve

Ve el verde porvenir.

Son las hojas del Santuario
llamando a esa elefanta encerrada
que esta vez
va a salir.

Biografía

María Sol González (Argentina, 1984). Bloguera y artesana. Ganadora del primer lugar en la categoría de poesía en el V Certamen Literario de la revista mexicana Pretextos literarios por escrito. Cursó talleres de narrativa, poesía, guión, ilustración y fotografía. Actualmente reside en Potrero de los Funes, provincia de San Luis. Blogspot: irreverenciadecalandria.blogspot.com // Instagram: @irreverenciadecalandria