– No se puede,
dijo
y cerró sus manos,
como la puerta
que da al jardín
en la última
tarde
del verano.
Y vos,
viste la puerta
cerrada
en sus manos
(gaviotas sin sol
en una playa desierta)
como un niño
que busca
palabras
y no entiende
por qué el
NO
es negro
y aletea,
como un pájaro
que se golpea
contra el vidrio
de la ventana
cerrada.
En Pájaros Nocturnos (Halley ediciones)
Como un pájaro
que se rompe
en la espuma,
salpicado de azul,
alas tristes
que se quiebran
bajo el peso
del agua.
Los ojos
vidriados
en la sal,
se pierden
en un horizonte
líquido.
Y fatal,
el espinazo de la noche
se curva
sobre sus plumas.
Miedo,
dolor
y asombro:
la muerte.
En Pájaros Nocturnos (Halley ediciones)
Y si ya no tengo
como nombrarte
dolor?
Si ya solo
te fuiste
y para recordarte
deba esperar
la noche
y si en la noche
tampoco te encuentre
y el sueño
me venza
y ya no tengas el negro
sobre tu boca
ni cantes tu canción
amarga
y tus pájaros
sin alas
hayan volado
y solo me quede
el olvido?
Tus cartas no llegan,
solo sobres vacíos
como palomas muertas
en la acera.
El teléfono sobre la mesa
es un cuervo que me observa,
como un recordatorio mudo
de tu ausencia.
A veces grazna,
agita sus alas
y se estremece,
sacudiendo la cabeza.
Atiendo y una voz,
que no es la tuya,
pregunta, duda,
se equivoca y cuelga.
Y las horas me rondan
como aves carroñeras,
con sus picos acerados
rasgando el aire
y la espera.
Palomas,
cuervos,
aves carroñeras.
Mí casa es un aviario
de pájaros terribles
de plumas negras;
y mi alma un gorrión herido
que se arrastra
sobre la tierra.
Maximiliano Guerrero, 1984. Uruguayo de nacimiento, argentino por adopción. Entonces: rioplatense. Poeta y padre que son, casi, la misma cosa.
Actualmente se encuentra en preventa su primer poemario Pájaros Nocturnos, por Halley ediciones: https://halleyediciones.wordpress.com/2020/10/01/pajaros-nocturnos-de-maximiliano-guerrero/