Aleteo
subí a la terraza
atardecía
me llevó hasta ahí lo más banal:
descolgar la ropa tendida
broche tras broche
fui liberando las prendas
las sábanas se fueron
apilando en mi cuerpo
no sé en qué pensaba
quizá en la siguiente
tarea doméstica cuando
de pronto las escuché
su aleteo sobre mí
a varios metros de altura
decenas de palomas
volaban en círculos enormes
empujando el aire al unísono
volaron hacia el sol poniente
las seguí con la mirada
y sentí una sonrisa asomar en mi rostro
ellas giraron sobre la manzana de enfrente
volaron otra vez hacia acá
y otra vez hacia allá
y siguiéndolas recorrí todo el cielo
en degradé imponente
del naranja al azul al violeta
vi las copas de los árboles
no se oía otro sonido que
el aleteo poderoso y sincronizado
de la bandada y allá lejos
una luna tenue y fina
flotaba en el espacio
inmenso, sin fin
Las plazas se acabaron de repente
me doy cuenta a ahora
sentado en este parque
viendo a los niños jugar
que para mí las plazas
se acabaron de repente
cuando vivía en Rosario
una ciudad de esas que
por más que se camine
nunca se llega a la orilla
mis padres me llevaban
a las plazas a jugar y más tarde
a los once o doce
ya iba solo con amigos
pero un día nos mudamos
y las plazas desaparecieron
nunca más ese pedacito
de naturaleza domada
encerrada entre edificios
pastito cortado a máquina
y juegos metálicos
en lugar de eso
de pronto tuve un río
todo para mí
con islas en el medio
y tuve un monte
al otro lado del arroyo
y calles de tierra
donde andar hasta las mil
sin que nadie se preocupara
y después pasó eso
que pasa a los doce o trece
cuando los toboganes dejan de ser barcos
y las sillas de un jardín
ya no son más helicópteros ni torres
y el mundo
se convierte en otro
LHS-1140b
dicen quienes pueden verte
que parecés un ojo
flotando en el espacio
una esfera seis veces
más grande que la tierra
orbitando la zona habitable
de una estrella enana roja
dicen que tu iris celeste profundo
es un océano vasto rodeado de hielo
dicen que podríamos
vivir ahí algún día
y yo me pregunto qué ve
tu mirada glacial
si nos recibirá como yo recibo
a las hormiguitas que habitan
sin permiso mi baño
hasta que me canso de ellas
y las enveneno
dicen que sos un mundo oceánico
¿podremos vivir sin pisar tierra
siempre flotando, mecidos por las olas
ciudades, fábricas, restaurantes
todo siempre a punto
de quedar a la deriva?
y recuerdo hace años
en mi río Uruguay
cuando por primera vez
me acosté en mi kayak
solté el remo, abrí los brazos
cerré los ojos y dejé
que la corriente me llevara
y las olas me acunaran
el sol bañaba mi cuerpo
y perdí completa noción de la tierra
era otra vez un pez
como dicen que fuimos
al inicio de la vida
un embrión ingrávido
en el útero del tiempo
Vía Láctea
desplegada sobre mí
está ella, la Vía Láctea
desde el desierto o la montaña
puede verse claramente
sin embargo ante las ciudades
se oculta
solo se muestra cuando abajo
ve un paisaje calmo
no importa si es
arena u océano
importa el silencio
la quietud
importa la ausencia
de luces artificiales
débiles remedos de sol
con que intentamos alejarla
solo cuando encuentra
disposición a la oscuridad
ella se muestra
en su vaporoso inmenso esplendor
leche derramada
del pecho de la diosa Hera
cuerpo estrellado de la diosa Nut
que se arquea sobre mí
¿sentirá pudor cuando la observo
con el telescopio
buscando sus intimidades?
¿o es ella quien me desnuda
y es para cubrirme que prendo
tantas luces por la noche?
Solsticio
justo cuando estamos
más lejos del Sol
cuando parece
que va a soltarnos
y vamos a ser lanzados
a la deriva por el universo
cada vez más oscuro y helado
justo ahí
sucede la magia:
el regreso
la cuerda invisible
de la fuerza de gravedad
se tensa
y nos trae otra vez
hacia el calor vital
la distancia fue
en su medida justa
ahora volvemos
con alivio
al abrazo dorado
hasta que la luz
enceguece
la tierra se seca
las hojas arden
entonces la fuerza
que antes nos trajo
señala otra vez
la hora de partir