de “Se necesitan ojos” (SADE Delta Bonaerense, 2005)
sin
“Porque es horrendo un padecer simbólico
sin la materia errátil que lo encarna”.
Carlos Bousoño
el hueco se llenará de letras inconclusas
aún se mastica la frialdad del polvo
con un aroma que perrea
se desarman
borradas de un soplo
las lágrimas de perder baldíos en la lengua
sólo tiene una retórica la lluvia
sólo tiene una sinfonía la avenida
entre tanta putrefacción
hay gusanos enroscados en flores
entre polen y tallos
deliran los cuerdos
sos así como una pluma cayendo a la eternidad
de bastón y parches en el ojo
el espejo se empalaga
se ahonda se ennoblece
con la atmósfera cosida en los pies de la fragancia
el sudor donde debe estar
frenesí hasta la almohada
con pájaros volando hacia el abismo
el número inmortal desformulado
y la pena desenredada para siempre
el látigo lame las heridas
con horror desorbitado
la soledad anda de piel y huesos
por mi alcoba
intenta besar mi piel disuelta
me lanzo como un insecto
a la luz calcinante de sus brazos
de “Muñecas/maniquí/muñecas” (Baldíos en la Lengua, 2009)
mala scalabrini
las mujeres de ahora si se puede hablar de ellas
como de una garúa o un desorden
tan parecidas a lo que la imaginación añade al tiempo
y vuela como viento o ceniza
o el algo que arranca ese trozo de humareda
un aire que no sirviera solo para cantar sino para roer
un puñado de tiniebla
de vaho que se amontona
en la putrefacta que ha mirado su ombligo de doncella
y dice qué bien hace el amor el otro que no existe
pero si pudiese abrazarlo absorbería su sombra su lloro
su forma misteriosa de ser imaginado
las mujeres de esta década
no solo tienen barba
como las míticas de los circos
más y mejor y para bien
les salen besos en los brazos
y uno no sabe si son improvisados
o de memoria o bien está en su biología
el gen de la mujer barbuda
o es simplemente libertad sororidad y feminismo
(en un sueño
una de estas bellas
me balbuceó al oído
que al besarla
sería yeti o loba o calambre)
la mujer libre de estos días entona una canción
repleta de pájaros fucsias
va cantando un horror que expulsa los ineptos
y gime su corazón que no late
sino respira un adentro
y emite su exacta de deconstrucción
como una ópera
de la plaqueta “Mandinga” (Colección “La mano de cristal”, Asociación de Poetas Argentinos, 2018)
Haití en los ojos
en esta noche en la que todos perdimos la cabeza perdimos el espíritu parte del cuerpo disuelto en la arena/ el desierto que nosotros ideamos para nuestra propia extinción/ el pueblo haitiano se cae/ lo caen/ y con él se desintegra lo humano que había/ la noche es triste más triste sin los hijos/ los padres a punto de conocer la muerte/ ya es asilo y vanidad lo que queda en este sitio que antes permitía nuestra desidia/ el ahorcamiento de algunos huéspedes ingratos/ un hombre devana a una mujer/ esa señora es vientre del mundo/ un hombre es engendro en la prisión/ mientras no entiendan/ mientras la sombra flaca cae en los párpados de los caídos/ bastaba con pedirnos la muerte (dialogan)/ qué está arraigado en nuestra carne/ sólo los perfumes violentos retroceden de nuevo a la piel/ un muerto haitiano grita en mi ventana/ toda la sed/ se atraganta/ toda la sed/ el latido que fue último no
del libro “Las carnes ayunas” (Baldíos en la Lengua, 2017)
Limonero Real
Cortáronte achuráronte mutiláronte
La planta debe morir
Ensañáronse regocijárosle sonriéronse
La planta debe morir
Afilároslo probároslo utilizároslo
La planta debe morir
Masacráronte asesináronte suicidáronse
La planta debe morir
Ignoráronte apuñaláronte matároslo
La planta debe morir
Prohíbase talároslo
La planta debe morir
Jugáronte ramificáronte existiéndose
La planta debe morir
Podáronte dijéronse mintiéronnos
La planta debe morir
Fructificábaste sobrevivíaste obsequiábaste
La planta debe morir
Condenáronse criminalizáronte
La planta debe morir
Mansilláronte angustiáronnos
La planta debe morir
Fustigáronte resistísteles
La planta debe morir
Chicaneáronse falleciéronte
La planta debe morir
Enardeciéronme poetizábanme
La planta debe morir
Encadenárosle agoniáronte
La planta debe morir
Estroláronme castigárosle
La planta debe morir
Empecinárosle amasijáronlo
La planta debe morir
Bebiéronte exprimiéronte degustáronte
La planta debe morir
Juzgáronte opinárnoslo meditároslo
La planta debe morir
Sorprendiéronnos muerteáronte
La planta debe morir
Perdonábaslos silenciábaste
La planta debe morir
Reprimiéronte maldijérase
PUTEÁBAMOS
En honor a la planta
de la plaqueta “diecinueve” (Baldíos en la Lengua, 2018)
Miguel Ángel Bustos
No te cambio mis huesos por uvas de la tierra
No quiero despabilar mi piel con lunas y tierras alumbradas
Con cercanías erguidas
como una serpiente en la luz
No siento ya una claridad
que me libere en cegueras de la vida
Que ya es vida para ser un artificio de la muerte
Reflejo de un cogollo que es tu múltiple mentira
Tu plural desesperanza
¿Te olvidás del asesino? ¿Aquel que te prohibió
volver con odio a la vida?
Cómo oyen sus oídos a todos
Cómo hieden los árboles a fragancia de tiniebla
Cómo perdura su voz en un viejo dialecto de ojos
Cuánto va a faltar del odio que tenía como sea
un algo de sangre en los desagües del alma
Un numeroso aplauso marca mi huida por
la plácida vigilia
Mi carne uniéndose en tu palma
Atardece
Un gato pierde su canto en las trizas del mundo
Cómo hieden los árboles a fragancia de tiniebla
Cómo perdura su voz en un viejo dialecto de ojos
como una serpiente en la luz