voy a enumerar mis miedos
y ponerlos al lado de tu cara
así se verán más reales
la incertidumbre de no saber si vas a volver
la certeza de que jamás volverás igual
voy a enumerar mis miedos
y ponerlos al lado de tu cara
los pronunciaré en voz alta
como en un dictado escolar
con fuerza volcánica
con seguridad dosificada
no te confundas
necesito enumerar mis miedos
ponerlos al lado de tu cara
los pondré al lado de tu cara
para saber que no te pareces a ninguno.
Mi sueño es vivir en un departamento
gigante y blanquísimo
con pisos de porcelanato
para poder reflejarme
en ellos
y hacerme compañía
los días que tengo muchas
ganas de llorar.
A veces me imagino
gateando
semidesnuda
del living a la cama
yendo lentamente a la búsqueda
de un hombre que me espere
como una gata mansa
pero asustada.
Quiero pisar
el porcelanato frío
en invierno
patinar en medias
frente a la mirada atenta
de mis plantas
y de mi reflejo
quiero sentirme
patética y hermosa
en un piso pulido
de 3000 mil dólares
el metro cuadrado
lustrarlo con devoción
y que escuchemos Los Palmeras
hasta convertirnos en refugio.
fumo un Marlboro convertible
y escupo el humo
tratando de armar tu cara
en las cenizas
¿cuántos puchos guardo
en mis ojeras?
no me voy a morir de amor
no me voy a morir de amor
me lo repito siempre
quiero sentirme poderosa
en el desconsuelo
quiero destripar tu ausencia
y ejercitar los pulmones
quiero gritar que te extraño
hoy y mañana
la semana que viene
y en febrero
para poder sepultarte en marzo
y así
capaz
sin hacer mucho ruido
resucitarte en semana santa.
ayer vi una película
que hablaba de
las dick sand’s
arenas movedizas de penes
penes succionando
todo lo que sos
penes que en dos versos
te hacen olvidar la métrica
penes que no entienden
de tu ciclicidad
penes que no te preparan
café a la mañana
porque no tienen manos,
claro
pero tampoco dulzura
penes que se van
y vuelven intempestivos
cuando el clima está feo
y se supone que una
ya añosa y afilada
debería reconocer
las arenas movedizas de penes
en un simple abrir
y cerrar de ojos
para no seguir coleccionándolos
ay, pobrecita de mí
soy un páramo y un sex shop.