A veces escribo dormida
siento el corazón
su peso en el pecho
su esfuerzo
por hacer brotar una sola mano espesa que
arañe y trepe hasta mi garganta
o al menos lo ayude a que se arrastre
hacia la unica luz
que percibe desde dentro.
con la urgencia roja
de su propio corazón
se empasta en sangre
suplica una salida
Y yo
lo desentierro
Lo sostengo entre mis manos
que resisten su convulsión
como si fuera un pececito
recién salido del agua
lo acomodo cerca mio
sobre la almohada
Y es tan blando
tan suave
que ahora sí
ahora puedo cerrar los ojos
solo para escucharlo
solo para escucharlo latir.
Kyudo
Una mujer sujeta el arco
a la altura de su rostro
su mano empuña
el lazo que lo atraviesa por detrás
consume la fuerza
de aquello
que está a punto de soltar
sostiene la flecha sobre su dedo índice
cierra un ojo
muerde su lengua
la libera al vacío
como si fuera a dar en la entraña
se salva a sí misma
de la trampa de fallar
no vaya a ser
que dé a dar en el blanco
o que se caiga la flecha
antes de soltar la cuerda.
Es principios de julio
me devolvés el lavarropas
envuelto en cinta de embalar negra
yo siento que me dejan un muerto
un muerto que hacía media hora
vos asfixiaste
un muerto que yo tengo que revivir
arranco el papel con fuerza
como si todavía respirara
como si todavía pudiera liberarle la mirada
a ese ojo de animal cíclope
en el que yo lo quería convertir
pintandolo de verde
pero vos sostenias
que los objetos no pueden convertirse en otra cosa
y menos en monstruos
el lavarropas era ese
que había enjuagado
cada prenda despues del sexo
o del verano que pasamos
sin poder salir de tu casa
lo miro fijo
veo como todo cae infinitamente
impulsado
por el giro hacia arriba
por momentos
el ojo derrama agua
como si fuera lágrima
como gota de sangre
me pregunto si sería mejor
sacar todo de ahí
y acompañarlo en el trance
estrujándolo
con las manos tensas y frías.
Matar a un hermano
Cuando el hermano ya puede pronunciarse
cuando ya no es inefable
indecible
llegó la hora
cuando el hermano
se vuelve enorme,
robusto
obstruye tu deseo
llegó la hora
en el más allá lo verás de nuevo
sus ojos entre la gente
el sabrá que fue tu hermano
algo temblará adentro
en él
en vos
como antes
líquido rojo tirará de la soga
ambos permanecerán inmóviles
porque ya es la hora
la hora de la muerte.
del final
del comienzo
porque tu hermano
ya te habrá donado una parte
que ahora no coincide con él,
vos le habrás donado la tuya
ese germen carnal
para bien o para mal
se quedara con vos
se quedara con el
pero ya es la hora
muerto
dejara el espacio
para otra sangre.
Rigor mortis
Irse de un cuerpo
como quien abandona una casa
por lo general una buena mudanza
requiere de un buen plan
todas aquellas cosas
que fuiste embalando con el tiempo
la ropa, los libros
los tornillos y las piezas pequeñas en bolsitas
se espesan y se coagulan
como la sangre cuando deja de circular
todo lo que envolviste con mantas y sábanas viejas
para protegerlo
de su propia fragilidad
se endurece
hasta romperse
así también
los hacen tus párpados
tu mandíbula
tu cuello
la casa está vacía
se acomoda por el peso de la gravedad
da y toma
otra naturaleza
otro lugar
ya del otro lado
si mudarse significa irse
¿Por dónde empezar?