No sé cómo decirlo
te amo hasta y estamos somos vos y yo teqiero una taza quizás o un pozo negro de sales dulzura sos vos mirando esta estrella
te amo somos puente cruzando un suspiro una especie de barco con alas llegando a un país
te amo dice mi estómago un caramelo bailando entre deseos amor soy para vos la mesa tiembla vos cayendo en mis pechos
te amo en un parque lleno de niños y perros y vos conmigo corremos ¿qué me importan los jazmines caídos? te amo un baúl alojando el recuerdo
te amo hay una mariposa a punto de posarse en mi hombro amor no te des vuelta pero sabemos el amor vuelo ligero y absorto
te amo escribir sin renglones un trampolín hacia la pista de hielo patinamos amor el corazón late llamas ardientes de deseo
te amo es el filo de tijeras cuchillos y dagas como el soplo amor un abril de hojas violetas la vuelta manzana y una palabra aguda susurrada en mi cuello
te amo el amor llueve y florece el huracán esta tarde destruye los muros una danza de olas un pájaro del norte volando hacia el sur
te amo sos la arena pasando entre mis dedos no te vayas el mar es esta casa vos y yo amor nadando el blanco lacio pelo que dejaste entre las sábanas
te amo el cuerpo desmesurado vos y yo en la cima amor tedeseo volcanes de misterio olvido cómo es hablar sólo respiro amor te amo
te amo, te amo…
Mundo extraño
Estaba lista para nacer. Era tan sencillo permanecer en una bolsa de agua.
Un mundo líquido, inofensivo como después sabría que es el insecto si no se lo molesta.
Y yo ahí, flotando caliente, lista para la teta, para caerme de la bici, para bailar un lento, para aprender a escribir un poema.
Nací y todo el líquido que me rodeaba desapareció y hubo cada vez más cosas sólidas.
Había agua, por supuesto, pero ahora el mundo se poblaba de juguetes, montañas, zapatos.
También había cosas invisibles. Me decían que se llamaban aire, miedo, amor, verdad.
Un mundo muy extraño para mí, y sin embargo estaba lista.
Puedo decir que mal no me fue, entre tanta piscina de tesoros y chatarras.
Y crecí, hubo risas y lágrimas, conocí lo opuesto a la verdad, subí y bajé por superficies amables y hostiles.
Rompí juguetes, compré y tiré muchos zapatos, al final me gustó el punk, que se baila muy distinto al lento.
Igual yo seguía convencida de que estaba lista y de que lo estaba haciendo bastante bien.
Vivir, digo. Me salía bastante bien, con más o menos líquido a mi alrededor.
Una mañana de febrero, el sol se metió por la persiana y me acordé de que además había cosas inmensas y lejanísimas.
Y yo estaba lista, también, para recibir su calor y su luz. Abrí la ventana.
Mientras tomaba el café, una corazonada me regaló una imagen.
Vos creciendo dentro mío, incipiente canto de un sol en mi vientre.
El sol más cálido y luminoso, del que no me separaba ninguna distancia.
Una misma cosa, unida desde el comienzo, una separación como destino.
Yo lista para ese destino. Nunca estuve lista para vos.
Primer hogar
cuando fui niña
construía casas donde fuera
debajo de la mesa
adentro de la cuna de mi hermana
abriendo las puertas del ropero
era preciso improvisar uniones
entre elementos que encontraba por ahí
y el mueble que había sido invadido
recuerdo con especial asombro
una que construí
entre los rosales, uniendo ramas con telas
formando paredes débiles
el techo precario dejaba pasar
los rayos de sol
me habré hecho de manteles, sábanas y cortinas
a todos los debió haber
atravesado alguna espina
gusanos hormigas abejas
se habrán posado sobre sus hilos
la trama debió haberse
alterado
algún agujero
probablemente le hayan hecho
sin embargo
yo me recuerdo feliz
la fragancia de las rosas
lo cubría todo
El pétalo incaible (Halley Ediciones, julio 2023)
Campo abierto
me dijeron andá, queda por ahí
no hay carteles
o los que hubo
la naturaleza o el hombre
los destruyó
quizás sólo los corrieron de lugar
para que me confunda
para que vaya para otro lado
para que me lo pregunte:
¿a dónde voy?
caminé largo rato
arriba las nubes
me esperanzaban
cosa que buscaba
cosa que aparecía
cosa que evitaba
en cambio abajo
la cosa brava
el yuyo molesto
la espina del cardo
los tobillos fastidiados
raspones en la piel
y el talón duro
porque a veces piso mal
o me apuro no sé para qué
y alguna piedra me llevo por delante
quiero ver jazmines
pero hay polvo
quiero ver hojas verdes
pero hay hojarasca
quiero ver agua
pero hay tierra seca
así anduve largo rato
mirando arriba mirando abajo
la mente alada
en cualquier parte
hasta que un pocito
en el suelo árido
me bajaba la mirada a la llanura
y me dolía el cuello
de tanto arriba y abajo
en este campo
y no había nada
sólo yo andando
un paso tras el otro
¿persiguiendo qué?
¿y el árbol?
¿dónde está?
andan diciendo que siempre
hay un árbol
bien anclada la raíz
al suelo milenario
el árbol anciano
con el que fundaron este campo
viejo viejo y que igual
sigue creciendo
¿dónde está el árbol?
si le hablo, ¿me escuchará?
¿y el jazmín?
si veo uno en la nube
le voy a pedir que baje
que me llene el rostro de pétalos
que venga un bichito al menos
un bichito que me zumbe
al oído mientras sigo caminando
quién sabe adónde
voy a seguir hasta la noche
dicen que el campo de noche
es como soñar arriba de un techo
un día voy a construirme una casita
en este campo
echarme allá arriba en el techo
recordar el camino andado
y dejarme llevar
soltarlo todo
que la nube más solitaria de la noche
me ponga a soñar
en donde más le guste
Oleaje
cada nota en tu voz
una pequeña ola
cantás palabras de tus mundos
de arena hamacas y pelotas
¿a qué isla llegará
tu canto, niño?
entra el agua a tus oídos
te ahogás en sonidos
de sirenas peces y soles
armás una ronda
de piedras y en el centro
dejás tu huella
en el aire los bichitos
adivinan el salto
que estás pronto a dar
ahora los colores
ya no son pasteles
se saturan se contrastan
tu voz se agrava
porque te visitan ya
otros mares
de olas que bailan
hasta la oscuridad
los días novedosos
las voces tentadoras
te zambullís niño
mientras la canción de cuna
te aburre y ya no dormís
la nueva ola
te mantiene despierto
atento en cada esquina
doblar puede ser
una aventura peligrosa
una tarde en donde las
agujas del reloj
florecen y salen olas
por la manguera del vecino
por los caños de desagüe
sin buscarlo
cantás niño
el mar del porvenir
ya se presiente
aplastás fuerte la almohada
con tu cabeza aturdida
no buscás salvavidas
lo que viene es
simplemente inevitable
de un soplo
la noche se hace día
la humedad ahora
ya no es baba en tu almohada
es la savia
de tu cuerpo
aprendiendo tu cuerpo
hay olas hasta en la orilla
hay olas en el viento
jugás temeroso intrigado
a todo lo que te proponen
aunque no conocés las reglas
a lo mejor, pensás,
hay algo en la especie
que conoce el secreto
una suerte de mar universal
desbordado de preguntas
ya no buscás la sortija
en el carrousel
ahora mirás
desde un caballito
cómo un mundo se aleja
se disuelve
y en el frenesí de la ola desconocida
te entregás
a lo que viene
y lo que vino
fue tan fugaz que apenas
tuviste tiempo
para guardar alguna foto
un libro, la frase subrayada
del libro salvador
el refugio de las tardes
el café y el corazón roto
lo que vino fue como una danza
de pájaros en una playa
pájaros volando bajo el mar
olas entre las nubes
el olor del agua que fue lágrima y risa
hielos en el vaso del exceso
semen en la cama del exceso
cursos de agua en otros países
los idiomas que hablaste
las tormentas los glaciares el rocío
las lluvias te mojaron la ropa la casa
arrugaron tus manos
cansado y agradecido
caminás hasta el mar
un mar de olas invisibles
el charco de tu historia
te sentís añejo inmenso poderoso
avanzás lentamente
hacia la orilla
tu pie se levanta
mirás hacia atrás
y luego hacia delante
con toda la fuerza de aquel niño
pisás el charco
se salpica el cuadro de tu vida
todo importa y nada importa
ves la ola frente a vos
es tu momento
te sumergís