Poemas de Valentín Cantón

*

NO HAY SORPRESAS 
en lo que se pueda llegar      a predecir.
                     La escritura es, un clisé constante,
no hay nada que se deje fuera de ella
que no sea propio del mutismo.

Imagino un presagio
detrás de la ventana: 
el poder habla y yo me identifico.

Violencia, frente al amarillo
           lo depara
al exceso de Ibatín.
Lo que podría ser,
no acontece.

Soy alambrista.
¿Cómo ser parte del contrato social?
a mi juventud le dan limosnas
de un combate entre bastones
y el escudo estatal.

Quienes dicen, ser los protectores
            dan más por sí mismos,
que por lo coagulado.

Alzo mi voz, 
quieren convertirme, en mercancía.
Al final, la poesía:
una ganancia con retórica felona.

Entonces, veo al rojo sol disputado, 
entre la fotografía y los estudiantes,
          la cabeza y quienes reescriben.
La palabra, 
algún día lista para ser llevada
al rincón de los músculos, que posan
ante el museo de la derrota.

La voluntad me es ajena,
soy cancionera sin mercancía.
De lo único que vivo 
en este país no tiene halagos.

Mi voluntad
escribe ya desde el borde.
La fuga de vivir,
es una representación
ante los ojos 
del poder,
que utiliza la juventud
como objeto de festín. 

No concierne
a lo que podría
esperar
del sacrificio 
mental

por ser parte.

 

 

*

ESCRIBO LA NOCHE,
como si yo no hubiera nacido
                                        de día.

Estoy enamorada del río,
mis pretensiones se tuercen
cada vez más minuciosas.

Lo veo y deseo de él,
lo que fue lo que es y lo que será.

Es tanta la altura de la almena
                                      por encima del muro
que me retuerzo en la fantasía,
de despertar siendo parte 
      del cauce de un río
      (un raudal).

 

 

*

EL FRACASO es el prólogo
                                      a la herida.

La voluntad de saber vivir
es difusa.
Incertidumbre                       por mi cuerpo
                                               : por la herida.

No me despidas así
y acompáñame a la puerta.

Dependencia:                        cuerda floja.

Estoy harto                de bajar 
            por la cuerda mental.

En mi habitación
solo puedo     fugarme

anclado.

 

 

*

NO PUEDO IMAGINAR un futuro
donde la lluvia se precipite hacía mí
y no sea como cada gota verbal
                            que fue negada
en su símil cadencia.

                                    Soy insuficiente
                                    en el arte de la estimulación.

Mi memoria en una ciénaga,
duda hasta de sí
repleta de nostalgia, de nostalgia
al tejido unido de la vida
que se repite sin consentimiento.

La belleza no despierta inquietud 
cuando es obsoleto el pesar 
que se dirige hacia mí.

 

 

*

Aquí puedo sufrir sin las caretas de la vida.
Estoy ensayando, académicamente. Recuerden: estamos en la academia
del alma. Para tener una, primero debemos lamentarnos por la existencia.
Luego, un sufragio nos cobija al darnos la limosna para despertarnos otro día.
Toda bolsa llena se pierde en algún momento. El agua que se estanca contiene la
muchedumbre aglutinada. Esta cosa es un canto a las urracas y su cuello celeste;
es un canto al pájaro tucumano y su pecho amarillo. Porque primero debemos
posicionarnos en la distancia que tenemos de nuestro hogar, para luego seguir
escuchando las sutilezas que el alma puede de pregonar.
La existencia es fatal. No piensen como yo.
Siento un exceso en todo lo que hay afuera.
Quiero seguir estando acá.

Biografía

Valentín Cantón nació en el 2005 en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Estudia Psicología en la UNT. Su primer libro “Barcos que regresan al bosque” saldrá en el 2025 por la editorial Aguacero ediciones.